miércoles, 4 de julio de 2018

2013-2018: Lo que el desconocimiento nos generó



Poseemos el derecho de elección de nuestra alimentación diaria, pero enmarcados en una cultura nutricional cambiante, de exagerados contenidos grasos, altos en sal, aditivos y escasos de nutrientes; y esto como consecuencia de un régimen laboral extenuante que limita nuestra posibilidad de preparación y nos obliga a adecuar nuestra alimentación a nuestras necesidades. Es por ello que  nos vemos casi obligados al consumo de productos que faciliten nuestras actividades en la cocina, que nos ahorren tiempo en preparaciones, y además guiados por una nueva moda creciente en centros de comida rápida, exponiendo nuestra salud a manos de éstos.

Al preguntarnos cómo ha cambiado nuestra alimentación, o qué nuevos hábitos hemos obtenido en este intercambio de conocimientos  generacional, nos damos cuenta que lo único que hemos logrado es reducir alimentos nativos, alejarnos de costumbres y hasta en comportamientos que discriminan nuestras raíces, excluir lo nuestro.

Los conocimientos de nutrición no se limitan a profesionales de la salud, están al alcance de todos, pero realmente nos hemos detenido a pensar ¿Qué comemos?, le hemos encargado este deber a las madres, quienes por lo general se encargan de la alimentación en los hogares; pero cuando en el sobrecargo del trabajo o los estudios, el hambre que como condición natural y necesidad que debe satisfacerse en los más  estrictos horarios posibles, nos detiene; en lugar de ceder este tiempo a una dieta adecuada, por el contrario buscamos satisfacer nuestro hambre con algún snack o bebida gasificada, ¿Sabemos realmente que estamos consumiendo?, ¿Hemos leído el contenido de este producto?, ¿Sabemos quién sí o quién no debería de consumirlo?.

Más de la mitad de la población sufre de sobrepeso y obesidad.

¿No es alarmante?, pues uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso.

Hoy las enfermedades han invadido nuestros hogares, silenciosos verdugos asechan a nuestras familias y son las personas que en déficit de enfermedad se llaman sanas; pero las cifras de obesidad, sobrepeso, hipertensión, aumentan en números alarmantes.

La incansable lucha por el derecho al conocimiento sobre nuestra alimentación, hoy por fin rinde los más reconfortantes triunfos. La aprobación del  Manual de Advertencias Publicitarias en el marco de lo establecido en la Ley Nº 30021, Ley de promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes, y su Reglamento aprobado por Decreto Supremo Nº 017-2017-SA, completa la lucha incansable de profesionales y del Colegio de Nutricionistas del Perú, por lograr brindar verazmente la información nutricional de los productos que consumimos, respetando nuestro derecho al consumo informado y negando la posibilidad de publicidad engañosa de alimentos procesados respecto a nutrientes y aportes calóricos.

Siete meses de atraso, la larga espera que enfrentó a los poderes del estado ha concluido, años en busca de esta solución a la enfermedad ocasionada por la falta de conocimiento acerca de lo que comemos y su repercusión sobre nuestra salud ha concluido. Hoy la población tiene derecho a estar informada.

La Ley de Alimentación Saludable formula la creación del centro de monitoreo de obesidad en niños que gestionará y sistematizará información y evidencias de investigaciones sobre la situación de sobrepeso y obesidad, que además incluirá como parte obligatoria la inclusión de actividad física y el acceso a alimentación saludable en quioscos escolares, ya que la alimentación del escolar es directamente proporcional al rendimiento durante las horas de estudio y su formación.

Este etiquetado se basa en los parámetros de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, y busca brindar a la población la información organizada de forma entendible y de fácil acceso. La dificultad de comprensión de etiquetado porcentual ocasionaba que se ignore completamente el contenido del producto. La propuesta de octágonos aprobada y de actual funcionamiento en el MERCOSUR y Chile, da claros resultados de comprensión de la información presentada, con la que hoy, nosotros podemos conocer qué consumimos, claro la concientización de esto tardará un poco en llegar, pero al final lo hará.

Finalizado el plazo de adaptación, nosotros como consumidores podremos leer claramente en la etiqueta nutricional del producto industrializado al que accedamos, ALTO EN AZÚCAR, ALTO EN SODIO, ALTO EN GRASAS TRANS, etc. con esto fácilmente sabremos qué debemos y qué no consumir. Este es el momento de frenar la ola de enfermedades crónico transmisibles que a ritmo acelerado crece entre nosotros, nuestros niños tienen derecho a una vida saludable, y debemos saber las consecuencias que tienen la obesidad y el sobrepeso sobre nosotros y de forma especial sobre nuestros niños. Somos lo que comemos, neguémosle por fin el cargamento de azúcar, sal y grasas que consumimos diariamente a nuestro organismo; concienticémonos sobre la alimentación que tenemos, quitemos de raíz la equivocada frase “De algo tenemos que morir”, y brindémonos la oportunidad de vivir felices y libres de enfermedades.

Hoy es momento de cambiar, cambiemos nuestra alimentación industrializada y abramos espacio para nutrientes naturales, abramos espacio para una alimentación balanceada.

Ximena Vizcarra Pérez 
Estudiante de Ciencias de la Nutrición


No hay comentarios:

Publicar un comentario